Violencia Sexual Digital

#VSD: Ciberviolencia de carácter sexual contra las mujeres

Un estudio sobre la violencia digital revela que los videojuegos son el nuevo terreno para el ciberacoso entre menores

Un nuevo estudio de la ONG británica Beatbullying ha revelado que del 21% de niños de 8 a 11 años que han sufrido ciberbullying, más de 1/4 (27%) lo padecieron mientras jugaban online. Ha revelado también que un tercio de los padres no monitorizan lo que sus hijos hacen en Internet. El estudio, bajo el título de Violencia Virtual II, se ha elaborado a partir de encuestas a 1.564 niños del Reino Unido ha sido financiado por el Fondo Nominet, responsabilidad de la entidad encargada de los dominios .UK.

Se ha detectado también que los niños se exponen de manera no controlada a la tecnología cada vez a edades más tempranas. Casi 2/3 de los niños de 8 a 11 años tienen su propio teléfono móvil, que usan a esta edad en su mayor parte para jugar (73%). Muchos disponen también de un PC, una tablet o una consola con conexión a Internet.

Según la directora de Beatbullying, Emma-Jane Cross: «El (ciber)bullying se está trasladando al mundo de los videojuegos y tenemos que reaccionar rápido para abordar el comportamiento en esta área antes de que el problema siga aumentando…»

Una buena parte de los niños entrevistados expresaron su deseo de que padres y profesores hiciesen más por educarlos sobre cómo protegerse de estas amenazas. Esto requiere que los padres sean más conscientes de los peligros de acceder a Internet desde ubicaciones móviles y que les expliquen a sus hijos qué es un comportamiento apropiado en Internet, así como lo que tienen que hacer cuando tengan problemas: el principal consejo en este área sería que avisasen a uno de sus padres o a un profesor.

En el estudio también se pone de manifiesto el fallo de los webs de juegos y de los servicios accesibles mediante consolas, para verificar correctamente la edad de los jugadores y así evitar que niños por debajo de la edad mínima accedan a juegos inapropiados.

Fuente: Charity News y BeatBullying.

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Entrevista en Radio Euskadi sobre la violencia sexual digital

Las diversas formas que adquiere la violencia sexual mediante nuevas tecnologías (violencia sexual digital) como Internet, la telefonía móvil, etc., el machismo presente en relaciones adolescentes de pareja que se traslada a las redes sociales, los depredadores sexuales online y el chantaje a partir de fotos de sexting (sextorsión)… Jorge Flores Sigue al director de PantallasAmigas en Twitter , director de PantallasAmigas, aborda estos y otros temas relacionados en esta entrevista de 20 minutos para Radio Euskadi emitida el pasado lunes 28 de noviembre.
 

Sextorsión: prácticas arriesgadas y fallos de seguridad al servicio del delito

(Artículo publicado en setiembre de 2010 por Jorge Flores Fernández, director de PantallasAmigas.)

 

SextorsiónSextorsión es un término acuñado para designar un delito cada vez más común consistente en la realización de un chantaje bajo la amenaza de publicar o enviar imágenes en las que la víctima muestra en actitud erótica, pornográfica o manteniendo relaciones sexuales. En definitiva, sin matizar ente chantaje o extorsión, son imágenes íntimas que el delincuente amenaza con hacer llegar a inoportunas manos, poner en circulación a través de terminales móviles o subir a la Red.

 

Por obvio que parezca, dos son las únicas condiciones necesarias: que exista ese tipo de material sensible y que éste llegue a manos inoportunas.

¿Qué papel juega Internet?

Se trata de una práctica en la que Internet tiene un papel fundamental. Por desgracia, la Red juega ahora en contra de la víctima. Por un lado, facilita el anonimato del delincuente quien además puede buscar víctimas en cualquier lugar del mundo. Por otro, magnifica los efectos de su amenaza. Con independencia de que el extorsionador pueda ser detenido antes o después de conseguir su objetivo, la víctima se enfrenta a un duro reto: asumir que con un clic de ratón el chantajista podría hacer un daño irreparable a su vida. Y es que las imágenes, por su naturaleza digital, son sencillas de guardar, replicar y distribuir. Son, fuera del control propio, indestructibles y, en el entorno de Internet, ilocalizables.

El teléfono móvil como protagonista.

En demasiadas ocasiones, y cada vez con mayor frecuencia, el teléfono móvil está involucrado en este tipo de casos, más allá de actuar como cámara de grabación, transmisor o eslabón en la difusión de las secuencias.

 

Cuando un móvil es sustraído o extraviado, o cuando sufre un ataque o un acceso no autorizado, puede haber un riesgo de sextorsión cuando sus propietarios:

  1. Lo usan como almacén de secuencias privadas, sin las debidas cautelas.
  2. Es usado para acceder a la Red, con la preconfiguración establecida de los accesos y sus claves a las redes sociales y otros lugares donde se guardan imágenes delicadas.

La creación de imágenes comprometedoras, primera condición necesaria.

La generación de este tipo de fotografías o vídeos tiene dos posibles orígenes:

 

1. El voluntario y consciente, donde el protagonista consiente, participa y genera estas secuencias. En este caso hay tres prácticas habituales:

  • Sexting: son comunes las imágenes generadas por el propio protagonista para un flirteo o en el seno de una relación para ser enviadas al pretendiente o la pareja usando el teléfono móvil.
  • Exhibiciones voluntarias subidas de tono usando a través de la webcam que son grabadas por el receptor.
  • Grabación de prácticas sexuales, en el contexto de una relación de pareja o en un marco grupal privado.

2. El involuntario, cuando terceras personas de manera furtiva capturan esas imágenes, sin conocimiento o consentimiento de quien las protagoniza. Se pueden citar algunos ejemplos como:

  • Grabación en lugares de acceso público (un encuentro sexual nocturno en la playa, una fiesta en una discoteca donde se celebran concursos atrevidos al límite…).
  • Toma de imágenes en un marco privado por parte de la pareja, una broma pesada de unos amigos…

La posesión de las imágenes por el delincuente, segunda condición necesaria.

El extorsionador puede tener acceso a las imágenes por vías muy diversas:

  1. Directamente de la víctima, quien las produce y entrega de manera consciente.
  2. Indirectamente por otras personas o en sitios de la Red, sin que la víctima esté al corriente de ello.
  3. Realizando una grabación directa, no siendo la víctima consciente.
  4. Mediante el robo de las mismas a la propia víctima o a otra persona.

Seguridad en Internet y en el terminal móvil, claves contra la sextorsión.

El mejor consejo para no ser víctima de sextorsión es no protagonizar una secuencia o imagen. Sin embargo, incluso esto puede escapar a nuestra voluntad si, por ejemplo, activan la webcam de nuestro dormitorio y nos graban cambiándonos de ropa.

 

Es por ello que debemos proteger nuestra privacidad e intimidad, y la de las personas con las que nos relacionamos, mediante la toma de medidas activas y pasivas de seguridad en nuestro ordenador y terminal móvil. De esta manera podremos evitar que contra nuestro consentimiento se produzca alguna de las dos condiciones necesarias, bien que la imagen sea tomada o bien que la imagen llegue a manos criminales.

 

Basta ilustrar dos ejemplos que denunciaron sus víctimas en las comisarías y que podían haberse evitado con unas adecuadas prácticas de seguridad:

  • Unos adolescentes que consiguieron imágenes íntimas de sus compañeras de clase activando de manera remota la webcam de sus dormitorios usando software malicioso contagiado por el Messenger.
  • Una joven de cuyo móvil le fue sustraído el contenido, incluyendo vídeos comprometidos, vía bluetooth cuando dormía en un tren de largo recorrido.

Niños, niñas y adolescentes como víctimas.

Los menores en demasiadas ocasiones están involucrados en situaciones de sextorsión. Muchas veces, en el marco de un caso de grooming donde el adulto acosador sexual, una vez obtenida la primera imagen sensible, pretende que el menor acceda a sus peticiones. En otras ocasiones, los adolescentes son protagonistas de prácticas de sexting que acaban saliéndose del guión previsto. Por suerte, en España existe una labor de prevención y educación en este sentido muy importante, llevada a cabo tanto por las administraciones como por el sector social. No obstante, es preciso seguir incidiendo para evitar este tipo de problemas cada vez más comunes y de consecuencias tan graves.

 

Referencias de utilidad para menores y adultos: www.navegacionsegura.es  www.sexting.es  www.cuidadoconlawebcam.com

 

Referencia sobre sextorsión para adultos: www.sextorsion.es

 
 

Artículo de Jorge Flores previamente publicado en el Blog de la Seguridad Informática, INTECO

Sexting, una práctica de riesgo

(Artículo publicado en febrero de 2011 por Jorge Flores Fernández, director de PantallasAmigas.)

¿Qué puede llevar a un adolescente a enviar una imagen de alto contenido sexual de sí mismo a su pareja o a alguien con quien quiere flirtear usando el teléfono móvil? Esto es lo que nos preguntamos quienes estamos pendientes de una relación saludable de los menores con las tecnologías. Esto es ¿qué lleva a los chavales y chavalas de hoy en día a practicar el sexting en su forma más común?

Sexting, una práctica de riesgoSegún el Estudio sobre seguridad y privacidad en el uso de los servicios móviles españoles, realizado en colaboración por el Observatorio INTECO y Orange y publicado en 2010, en España 8 de cada 10 adolescentes de 15 a 16 años posee su propio teléfono móvil, con el que la mayoría (más del 88%) hace fotografías, que envía a otras personas (48,2%) y publica en Internet (20,8%).

Ampliando este enfoque a la franja de edad de 10 a 16 años, la posesión de un terminal de telefonía móvil se da en 2 de cada 3 menores españoles. La investigación realizada en este Estudio indica además que el 4% de los chicos de esta franja de edad dice haber utilizado su teléfono para hacerse a sí mismo fotos o vídeos en una postura provocativa (no necesariamente desnudos ni eróticas). Y el porcentaje asciende al doble (8,1%) en el caso de los que declaran haber recibido estos contenidos de chicos o chicas conocidos.

Por tanto, que este fenómeno existe es una realidad constatable que, además, no es exclusiva de los menores de edad. Personas famosas también lo han hecho y se trata de un fenómeno tan global como la propia Red. ¿Es una moda, es un accidente, es una consecuencia de los tiempos que vivimos? ¿Por qué lo hacen?

La respuesta no es fácil ya que es una práctica reciente sobre el que no hay grandes estudios por lo que nos queda la especulación guiada por la observación. Y especulando… pueden confluir una o varios de estos factores:

  1. Creen que una imagen en un terminal móvil está segura y no son capaces de proyectar, de imaginar, las variadas formas en que esa imagen puede salir del dispositivo. Un robo, un error, una broma, un extravío… o la voluntad de su propietario.
  2. Confían plenamente en la discreción, sino el amor eterno profesado, por parte del destinatario del envío. Carecen de experiencia vital suficiente que les invite a pensar en que las cosas, en la vida, cambian por muy diversos factores.
  3. Sienten cierta presión de grupo que les lleva a ganar notoriedad y aceptación en este contexto, el digital, tan importante para ellos. Este factor, añadido a la plenitud hormonal, puede generar combinaciones poco recomendables.
  4. Las influencias y modelos sociales distan del recato. La exhibición de relaciones sexuales o desnudos por personas no profesionales, comunes, abundan en la Red. Si pueden ver a cualquier persona anónima en su intimidad a través de la Red, no parece tan grave que uno aparezca de esta guisa. El “desnudeo” es algo común, hasta cierto punto normalizado.
  5. Desconocen las consecuencias que para su vida puede llegar a tener el hecho de que esa imagen comprometida sea de dominio público.
  6. La natural falta de percepción del riesgo que acompaña a la adolescencia y el espíritu transgresor desencadenan ciertos desafíos. En algunos casos resulta simplemente divertido, en otros, sirve para coquetear o dar otro contenido a una relación.

Sea como fuere, el resultado de esta práctica puede generar serios problemas que van desde la pérdida de la privacidad y la merma de la imagen y el propio honor hasta la victimización en el marco de una espiral de ciberbullying.

Precisamente con el objetivo de dar a conocer al público el fenómeno del sexting y prevenir sobre los riesgos que puede implicar, INTECO y PantallasAmigas han presentado conjuntamente la “Guía sobre adolescencia y sexting: qué es y cómo prevenirlo”. En esta guía, menores y adultos pueden encontrar una serie de consejos y recomendaciones para identificar y minimizar los efectos negativos que puede tener el sexting. Además, la guía ofrece unas pautas de actuación en caso de incidencia y facilita una serie de enlaces de interés, donde el lector podrá encontrar información adicional sobre el fenómeno.

Publicado por Jorge Flores Sigue al director de PantallasAmigas en Twitter originamente en el Blog del Observatorio de la Seguridad de Inteco.

Sexting: adolescentes, sexo y teléfonos móviles

(Artículo publicado en abril 2009 por Jorge Flores Fernández, director de PantallasAmigas.)
 

Un nuevo concepto en relación con los menores y el uso seguro y responsable de las TIC ha irrumpido en escena: sexting. Es de nuevo una palabra “importada”, que trata de reflejar sintéticamente la fusión entre sexo y mensajes vía móvil.

 

Este fenómeno se ha puesto de rabiosa actualidad porque además de estar creciendo de forma intensa en otras latitudes de las que cada vez nos separan menos aspectos, en Julio de 2008, se produjo el sonado suicidio de la estadounidense Jessie Logan. Su madre, ya con fuerzas, recorre hoy en día atiende los medios de comunicación intentando que no se produzca otro caso similar.

¿Qué es el sexting?

Podríamos decir que sexting es el envío de imágenes (fotografías o vídeos) con contenido sexual por medio del móvil. Así visto, es un concepto sencillo, pero conviene ver qué matices existirían en tan amplio espectro:

  • El origen de la imagen: puede ser producida por el propio protagonista, por otras personas de forma consciente y consentida por aquel o, en último caso, robadas. Una cuestión paralela a considerar es si las imágenes eran preexistentes y entraron en el “circuito del sexting” provenientes de otras fuentes de acceso público, como Internet, o privado, como dispositivos de almacenamiento digital de información (pendrive, teléfono móvil, PDA…)
  • El contenido de la imagen: en ocasiones no es fácil definir la carga sexual de una imagen y calificarla de inocente, atrevida, erótica o pornográfica.
  • La identificabilidad: si la imagen permite o no identificar de forma inequívoca a la persona que en ella figura.
  • La edad de quien protagoniza la imagen: en caso de anonimato, hay ocasiones en que no resulta fácil definir la minoría o mayoría de edad de quien aparece.
  • La edad y circunstancias del resto de intervinientes: receptores, emisores y redistribuidores de la imagen.

Si Todos estos factores pueden influir tanto en el daño potencial que sufra la persona protagonista de la imagen como en las responsabilidades de quienes, de una u otra manera, participan en el proceso.

 

Hay que matizar que no todas las prácticas de sexting acaban generando consecuencias negativas. Una imagen tomada consentidamente y distribuida de forma controlada no tiene por qué causar problemas si hablamos de personas adultas. Eso sí, cuando intervienen menores de edad en algún punto de la cadena, el asunto se complica. Veamos un par de ejemplos:

  • Si entre menores y de forma consentida intercambian sus fotografías explícitas, podía hablarse de ilícitos como creación, posesión y distribución de pornografía infantil.
  • Si un adulto envía a un menor una imagen propia, habría que referirse a términos como corrupción de menores.

Como puede verse, son muchas las posibles combinaciones y no es tema menor la importancia de cada uno de los parámetros que intervienen.

Aspectos legales

El sexting, cuando implica de alguna manera a menores, puede causar muy diferentes problemas con la ley, principalmente:

  • La producción, posesión y distribución de pornografía infantil.
  • Los delitos contra la intimidad por uso de datos personales o revelación de secretos.
  • y, en casos más específicos, delitos contra la libertad sexual y corrupción de menores.

Sin embargo, el daño más profundo causado por el sexting es que puede suponer el inicio de una situación de acoso y hostigamiento público, en muchos casos acompañada de prácticas de ciberbullying de las que se derivan, claro está, otro tipo de responsabilidades legales.

De la comunicación privada a la humillación pública

Los casos de sexting más nocivos son aquellos que se convierten en una cuestión de dominio público. La imagen robada o, por ejemplo, entregada en el seno de una pasada relación ya rota, comienza a circular, se extiende… incluso puede llegar a saltar a Internet. A la vista de ello, la víctima pasa a sentir una gran desprotección y vulneración de su intimidad y privacidad. Si, además, recibe burlas, comentarios lesivos u otro tipo de agresiones sicológicas, el sufrimiento puede ser insostenible. Eso debió ocurrir a Jessie Logan, que no pudo soportar el linchamiento al que fue sometida debido a unas fotos donde aparecía desnuda y que envió a un novio tiempo atrás.

Las imágenes como reclamo, otra vertiente del problema

Además del menoscabo de la imagen pública y el hostigamiento, no es nada exagerado pensar que determinadas imágenes pueden llamar la atención de adultos que crean identificar como potenciales víctimas de acoso sexual a esos menores que interpretarán como descuidados, atrevidos, precoces y desafiantes. En definitiva, pueden llamar la atención de depredadores sexuales que fijen su atención y, lo que es peor, sus deseos, sobre un menor que ya se encuentra en una situación de debilidad y desprotección.

El móvil, mucho más que un dispositivo audiovisual

La intervención del terminal móvil o celular en los casos de sexting no se limita a su uso como creador, reproductor y transmisor de imágenes. Tiene otras dos connotaciones no menos poderosas.

  • Se puede llevar siempre encima, con lo que la potencial humillación puede ser permanente, en cualquier lugar y a cualquier hora. Alguien se toma un refresco mientras saca su móvil y “degusta” la imagen o, por qué no, la disfruta entre risas con un grupo de amistades.
  • Es algo más personal, muy dirigido, porque se distribuye de manera selectiva a algunos números de cada agenda… o a todos. La imagen se expande en círculos de relación concéntricos y adyacentes a la víctima. Quizás no se cuelgue en Internet, pero… ¡qué más da! ¿acaso es peor que esté online a que la hayan visto en su móvil todas las personas con las que se tiene relación cada día?. Al igual que ocurre con las redes sociales, el móvil actúa como catalizador y concentrador del daño cuando hay un incidente. Es una bomba inteligente porque afecta al núcleo de la vida social, toca de lleno a nuestro grupo de relación principal porque, de hecho, para eso son los móviles y las redes sociales, para crear y fidelizar lazos, para estrechar relaciones.

Por otro lado, el sexting no tiene por qué empezar y acabar en el teléfono móvil. La imagen comprometida pudo nacer fuera del celular e, igualmente, acabar siendo publicada online.

¿Una moda duradera?

Ciertas tendencias tienen una explicación muy poco racional; basta remitirse a algunas formas de vestir lejos de toda bondad estética o funcional. Sin embargo, esta moda sí parece tener su lógica: ligan y se divierten, o eso dicen que les parece que hacen. Por desgracia, dos razones muy poderosas a esa edad como para que se priven de su práctica.

Seis mensajes contra el sexting

Detrás del sexting no hay nada nuevo que añadir en materia de riesgos asociados a las TIC que no se haya dicho para evitar el grooming o el ciberbullying. Si acaso, enfatizar la asimilación por parte de los menores de estos seis mensajes:

  1. Piénsatelo antes de enviar
    Lo que publicas online o sale de tu propio móvil se convierte en irrecuperable, escapa para siempre de tu control y puede llegar a cualquiera en cualquier momento. Lo que ahora quieres mostrar de ti, mañana puede que no te guste. A quien se lo envías hoy, quizás mañana no sea tu amigo.
  2. Desnudez y minoría de edad, delito de pornografía infantil
    La pornografía infantil es un delito cuando se crea, se posee o se distribuye. Se considera pornografía infantil la protagonizada por quien no ha cumplido los 18 años. Si te llegan este tipo de imágenes, bórralas de inmediato. Si crees que su difusión está dañando a alguien, ponlo cuanto antes en conocimiento de una persona adulta.
  3. La imagen es un dato personal cuyo uso está protegido por la Ley
    La imagen de alguien no se puede utilizar sin el consentimiento de la persona implicada. En ciertos casos hace falta incluso otro tipo de autorizaciones. No lo olvides. Si hay problemas, esto puede ponerse sobre la mesa y comprometerte.
  4. Recibir o tomar una imagen de una persona no te da derecho a distribuirla
    El hecho de contar con una imagen (fotografía o vídeo) en tu teléfono móvil no significa que tengas derecho a hacer con ella lo que quieras. Son cosas diferentes. Incluso si te dieron permiso para tomar la imagen, no significa que la puedas enviar a terceros.
  5. La Ley actúa siempre, también para los menores, con Internet y los móviles
    Que todo el mundo lo haga, que consideres que no van a poder identificarte, o que seas menor de edad no te libra del peso de la justicia. Las leyes están para protegerte y por eso actúan en todos los ámbitos. También protegen a los demás, y te pedirán cuentas si no respetas las reglas.
  6. No participes con tu acción, tu risa o tu omisión.
    Cuando el sexting deriva en humillación y acoso colectivo, la víctima sufre un daño enorme, un sufrimiento extremo. Si lo promueves y lo jaleas, eres responsable. Si te callas, tu silencio ayuda a quien acosa y hiere a la víctima.